Analogía Filosófica

¿Qué es una Analogía en Filosofía?

Una analogía es una comparación entre dos objetos, o sistemas de objetos, que destaca los aspectos en los que se piensa que son similares. El razonamiento analógico es cualquier tipo de pensamiento que se basa en una analogía. Un argumento analógico es una representación explícita de una forma de razonamiento analógico que cita similitudes aceptadas entre dos sistemas para apoyar la conclusión de que existe alguna otra similitud. En general (pero no siempre), tales argumentos pertenecen a la categoría de razonamiento ampliativo, ya que sus conclusiones no se deducen con certeza, sino que sólo se apoyan con diversos grados de fuerza. Sin embargo, la caracterización adecuada de los argumentos analógicos es objeto de debate.

Ejemplos de analogías

Navaja de OckhamPíldora roja y píldora azulLa alegoría de la Caverna
Nudo Gordiano
Tabula RasaLos Ciegos y el Elefante
Analogía de la línea divididaEl ciego guiando al ciego

Barco Neurath

La Escalera de Wittgenstein

Analogía del gato negro

 

Razonamiento analógico

La variedad más sencilla de razonamiento inductivo es el argumento por analogía, que toma nota del hecho de que dos o más cosas son similares en algunos aspectos y concluye que probablemente también lo sean en algún otro aspecto. No toda analogía es un argumento; a menudo utilizamos esas comparaciones simplemente para explicar o ilustrar lo que queremos decir. Pero los argumentos por analogía también son comunes.

Supongamos, por ejemplo, que estoy pensando en comprar un coche nuevo. Es muy probable que hable con otras personas que hayan comprado recientemente un coche nuevo y que tome nota de sus experiencias con distintas marcas, modelos y concesionarios. Si descubro que tres de mis amigos han comprado recientemente un Geo Prizm en Burg y que los tres han quedado encantados con sus compras, concluiré por analogía que si compro un Geo Prizm en Burg, yo también estaré encantado.

Evaluación de las analogías

Por supuesto, este argumento no es válido por deducción; siempre es posible que mi nuevo coche resulte ser una excepción. Pero hay varias consideraciones que importan claramente a la hora de determinar la fuerza o la debilidad relativa de mi inferencia inductiva:

Número de casos

Si cinco amigos, en lugar de tres, dicen estar satisfechos con el modelo que quiero comprar, es más probable que yo también lo esté. En general, un mayor número de casos refuerza una analogía y un menor número la debilita.
Variedad de casos. Si mis tres amigos compraron sus Prizms en tres concesionarios diferentes, pero todos quedaron encantados, es más probable que mi conclusión sea cierta, independientemente de dónde decida comprar el mío. En general, cuanta más variedad haya entre las instancias, más fuerte será el argumento analógico.

Número de similitudes

Si mi nueva compra no sólo es de la misma marca y modelo del mismo concesionario, sino que además tiene el mismo motor, es más probable que mi conclusión sea cierta. En general, cuantas más similitudes haya entre los casos y mi conclusión, mejor para el argumento analógico.

Relevancia

Por supuesto, los criterios que estamos considerando sólo se aplican si los asuntos a los que se refieren son relevantes para el argumento. Normalmente, por ejemplo, supondríamos que el día de la semana en que se compró un coche es irrelevante para la satisfacción del comprador. Pero la relevancia no es algo sobre lo que podamos ser terriblemente precisos; en principio, siempre es posible contar una historia en cuyo contexto cualquier cosa puede resultar relevante. Así que sólo tenemos que usar nuestro mejor juicio para decidir si algún aspecto merece ser considerado o no.

Número de disimilitudes

Si todos mis amigos compraron Geos con transmisión automática y yo pienso comprar un Geo con transmisión estándar, la conclusión de que estaré encantado con mi compra es un poco menos probable. En general, cuantas menos disimilitudes haya entre las instancias y la conclusión, mejor será un argumento analógico.

Modestia de la conclusión

Si mis tres amigos quedaron encantados con la compra de su coche, pero yo sólo concluyo que estaré satisfecho con el mío, es más probable que esta conclusión relativamente modesta sea cierta. En general, los argumentos por analogía mejoran cuando sus conclusiones son modestas con respecto a sus premisas.

Escrito por: Gonzalo Jiménez

Licenciado en Filosofía en la Universidad de Granada (UGR), con Máster en Filosofía Contemporánea en la Universidad Complutense de Madrid (UCM)
Desde 2015, se ha desempeñado como docente universitario y como colaborador en diversas publicaciones Académicas, con artículos y ensayos. Es aficionado a la lectura de textos antiguos y le gustan las películas y los gatos.

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