La Escalera de Wittgenstein

¿Qué es la escalera de Wittgenstein ?

Ludwig Wittgenstein foto filosofia

En filosofía, la escalera de Wittgenstein es una metáfora expuesta por Ludwig Wittgenstein sobre el aprendizaje. En lo que podría ser una referencia deliberada a la Posdata no científica final de los Fragmentos filosóficos de Søren Kierkegaard, la penúltima proposición del Tractatus Logico-Philosophicus (traducida del original alemán) dice:

Mis proposiciones sirven como elucidación de la siguiente manera: cualquiera que me entienda acaba por reconocerlas como disparatadas, cuando las ha utilizado -como escalones- para subir más allá de ellas. (Debe, por así decirlo, tirar la escalera después de haberla subido).
Debe trascender estas proposiciones, y entonces verá el mundo correctamente.

Dada la problemática precedente en su Tractatus, este pasaje sugiere que, si un lector entiende los objetivos de Wittgenstein en el texto, entonces esas proposiciones que el lector acaba de leer se reconocerían como un sinsentido. A partir de las proposiciones 6.4-6.54, el Tractatus desplaza su atención de las consideraciones primordialmente lógicas a lo que pueden considerarse temas más tradicionalmente filosóficos (Dios, la ética, la meta-ética, la muerte, la voluntad) y, menos tradicionalmente junto a éstos, lo místico. La filosofía que se presenta en el Tractatus intenta demostrar cuáles son los límites del lenguaje, y lo que supone toparse con ellos. Entre lo que se puede decir para Wittgenstein están las proposiciones de la ciencia natural, y hasta lo no decible, aquellos temas asociados a la filosofía tradicionalmente -la ética y la metafísica, por ejemplo.

Curiosamente, la penúltima proposición del Tractatus, la proposición 6.54, afirma que una vez que uno entiende las proposiciones del Tractatus, reconocerá que no tienen sentido (unsinnig), y que deben ser desechadas La proposición 6.54, por tanto, presenta un difícil problema interpretativo. Si la llamada teoría de la imagen del lenguaje es correcta, y es imposible representar la forma lógica, entonces la teoría, al intentar decir algo sobre cómo deben ser el lenguaje y el mundo para que haya significado, se autodestruye. Es decir, la propia teoría de la imagen del lenguaje requiere que se diga algo sobre la forma lógica que las oraciones deben compartir con la realidad para que el significado sea posible. Esto requiere hacer precisamente lo que la teoría de la imagen del lenguaje excluye. Parece, pues, que la metafísica y la filosofía del lenguaje que el Tractatus apoya dan lugar a una paradoja: para que el Tractatus sea verdadero, tendrá que ser necesariamente un sinsentido por autoaplicación; pero para que esta autoaplicación haga que las proposiciones del Tractatus sean un sinsentido (en el sentido tractariano), entonces el Tractatus debe ser verdadero.

Otros filósofos anteriores a Wittgenstein, como Zhuang Zhou, Schopenhauer y Fritz Mauthner, habían utilizado una metáfora similar.

En sus notas de 1930 Wittgenstein vuelve a la imagen de una escalera con una perspectiva diferente:

Podría decir: si el lugar al que quiero llegar sólo se pudiera alcanzar por medio de una escalera, dejaría de intentar llegar. Porque el lugar al que realmente tengo que llegar es un lugar en el que ya debo estar ahora.
Todo lo que pueda alcanzar subiendo una escalera no me interesa.

 

Escrito por: Gonzalo Jiménez

Licenciado en Filosofía en la Universidad de Granada (UGR), con Máster en Filosofía Contemporánea en la Universidad Complutense de Madrid (UCM)
Desde 2015, se ha desempeñado como docente universitario y como colaborador en diversas publicaciones Académicas, con artículos y ensayos. Es aficionado a la lectura de textos antiguos y le gustan las películas y los gatos.

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