Resumen de la Biografía de Parménides

¿Dónde nació Parménides?

Nació en Elea, al sur de Italia, y recibió influencia de los pitagóricos. Su concepción estática del mundo se suele contraponer a la dinámica de Heráclito.

Verdad Universal

En su búsqueda de una verdad universal sobre lo real Parménides mantiene una confianza total en las conclusiones de la razón (logos) frente a los datos que nos aportan los sentidos. Es decir, si estos muestran un mundo cambiante mientras la razón nos lo demuestra en reposo, Parménides cree que hay que hacer caso a esta última.

Escribió un largo poema en el que una diosa nos muestra dos posibles caminos: la Vía de la Verdad (del Ser) y la Vía del No-Ser. La primera nos llevará a entender cómo es la realidad en sí misma, y es la que debemos seguir guiándonos por la razón. La segunda es impracticable, pues la nada (el No-Ser) no existe. Posteriormente habla de la Vía de la Opinión, mezcla de Ser y No-Ser, que nos ofrecerá opiniones a lo sumo probables y basadas en los sentidos.

La vía de la Verdad

La Vía de la Verdad nos ofrece tres afirmaciones esenciales sobre el Ser (o lo real):

  1. Lo que es (el Ser), es, y no puede no ser.
  2. Lo que no es, no es, y necesariamente no es.
  3. Lo mismo es el ser y el pensar.

La identidad de pensamiento y ser (c), se sigue de la afirmación de la no existencia de la nada (b). En efecto, si la nada no existe, entonces no se puede pensar ni decir nada acerca de ella. Así, cualquier pensamiento será sobre el ser.

Las características del Ser (lo que realmente existe) se deducen de las dos primeras afirmaciones y son las siguientes:

  1. Indestructible. Se sigue de (a): el Ser no puede dejar de existir.
  2. Increado. Se sigue de (b): como la nada no existe, no ha podido surgir de ella.
  3. Eterno. Se sigue de (1) y (2): sin fin ni comienzo. Para Parménides, el Ser existe en un eterno presente, sin pasado ni futuro.
  4.  Inmutable. El cambio se interpreta como un paso del ser al no-ser (nada) o del no-ser al ser. El primero lo prohíbe (a); el segundo, (b). Por tanto, el cambio no es posible; y si no es posible pensarlo, no existe (c). Por otro lado, si todo está “lleno” de ser y la nada no existe (sin huecos), no habría posibilidad de desplazamiento, de movimiento.
  5. Indivisible. Es un todo homogéneo y continuo, sin partes. En efecto, si tuviera partes, algo las debía separar, que sería o bien la nada (que no existe) o bien el ser (confirmaría la continuidad del ser). 

Parménides lo piensa finito (perfecto, no le falta nada), como una esfera (formal, no material).

    6.  Es uno. Razonamiento parecido a (5): si hubiera dos seres, ¿qué los separaría? La nada, imposible. Y un tercer ser, para explicar por qué es diferente de los dos primeros requeriría de un cuarto y un quinto que los separara de ellos, y así sucesivamente. Así, se niega la pluralidad.

El Ser, pues, es único e inmóvil. Producto del razonamiento abstracto, va más allá de la physis plural y cambiante. Esta la podemos encontrar en la Vía de la Opinión, pero proporcionando un conocimiento de rango inferior.

Consciente del carácter poco intuitivo de estas conclusiones, un discípulo de Parménides, Zenón, ofreció una serie de argumentos en apoyo de su maestro, siendo el más famoso aquel que muestra la incapacidad de Aquiles para alcanzar a una tortuga en una carrera. En un espacio infinitamente divisible, sería imposible el movimiento desde el punto A hasta el punto B pues se debería pasar por una serie infinita de puntos.

Aclaración. Como más tarde Platón, Parménides cree que solo la máxima realidad puede proporcionar el máximo conocimiento. Las cosas que nacen y mueren son una mezcla de ser y no ser (son pero dejan de ser), por tanto, solo nos ofrecen opinión (doxa). Sin embargo, todas tienen en común (su esencia) el ser, el existir. Las cosas pasan, el existir, no. Las cosas cambian y son plurales. El único Ser, permanente, explica por qué las cosas fugazmente son, pero él, por debajo, no se verá alterado, idéntico a sí mismo, eterno. Y solo de esta realidad tan consistente podemos obtener la Verdad absoluta.

Escrito por: Gonzalo Jiménez

Licenciado en Filosofía en la Universidad de Granada (UGR), con Máster en Filosofía Contemporánea en la Universidad Complutense de Madrid (UCM)
Desde 2015, se ha desempeñado como docente universitario y como colaborador en diversas publicaciones Académicas, con artículos y ensayos. Es aficionado a la lectura de textos antiguos y le gustan las películas y los gatos.

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