La lineal dividida, Platón

En este pasaje, complementario del anterior, Platón representa en una línea los cuatro grados de conocimiento que puede alcanzar un ser humano y, en especial, un gobernante: conjetura, creencia, pensamiento discursivo e inteligencia.

Los dos primeros grados producen opinión (doxa) y se distinguen entre sí por la naturaleza de su objeto. Así, de lo menos real, las “imágenes” (sombras, reflejos…) del mundo visible, obtenemos el conocimiento más alejado de la verdad, la conjetura (eikasía). Por otro lado, de sus originales los objetos físicos (animales, plantas…) obtenemos creencia (pistis), el estado mental habitual del ser humano.

Platón pone el énfasis en el conocimiento que nos proporciona el mundo inteligible, el cual puede generar dos tipos de estados mentales: pensamiento discursivo (dianoia) e inteligencia (nous). El primero da lugar al saber matemático mientras el segundo al saber filosófico o dialéctica (noesis).

Al basarse en las Ideas, ambos nos ofrecen un conocimiento universal y necesario (saber). Sin embargo, hay tres diferencias que muestran la superioridad del saber filosófico sobre el matemático:
1. Las matemáticas son un saber parcial, pues reflexionan solo sobre las Ideas matemáticas. En cambio, la filosofía es un saber total pues conoce todo el mundo de las Ideas.
2. Los matemáticos, que tienen pensamiento discursivo, se ayudan de imágenes sensibles en sus demostraciones. Los que filosofan, que tienen inteligencia (nous), no recurren a nada sensible sino que utilizan solo Ideas en sus razonamientos.
3. El método que siguen es diferente. Mientras que en las matemáticas se parte de unos supuestos que se dan por evidentes y a partir de ellos se extraen las conclusiones (método deductivo), en la dialéctica (filosofía) se parte de unos supuestos y se remonta en la búsqueda del principio del cual se derivan esos supuestos.
Cuando conocemos las Ideas por medio del pensamiento discursivo no consideramos la dependencia de las Ideas matemáticas con respecto a Ideas superiores en jerarquía, simplemente sacamos todas las conclusiones posibles de esas Ideas, p.ej. todas las propiedades y demostraciones que se siguen de la Idea de Cuadrado.
Cuando conocemos las Ideas por medio de la inteligencia, conectamos todas las Ideas entre sí según su orden en la jerarquía del mundo de las Ideas, y las remitimos todas a la Idea suprema, el Bien. Así, la dialéctica (noesis) tiene un doble movimiento: de ascenso desde las Ideas inferiores hasta la Idea del Bien (el primer principio no supuesto), y de descenso desde la Idea del Bien hasta el resto de las Ideas, que dependen lógicamente de la primera (como se explicó en el pasaje del símil del Sol).

Escrito por: Gonzalo Jiménez

Licenciado en Filosofía en la Universidad de Granada (UGR), con Máster en Filosofía Contemporánea en la Universidad Complutense de Madrid (UCM)
Desde 2015, se ha desempeñado como docente universitario y como colaborador en diversas publicaciones Académicas, con artículos y ensayos. Es aficionado a la lectura de textos antiguos y le gustan las películas y los gatos.

Shares