Anarco-Primitivismo

¿Qué es el Anarco-Primitivismo?

El Anarco-Primitivismo, movimiento político y ético que combina el marco político del anarquismo con la crítica cultural que aporta el primitivismo.

En muchos aspectos, estas perspectivas comparten puntos en común. El anarquismo desafía las relaciones jerárquicas de poder, especialmente en el ámbito político, mientras que el primitivismo, en general, cuestiona las condiciones de la humanidad, el modo de vida moderno, en el mundo civilizado. Cada uno de ellos ofrece perspectivas críticas sobre las instituciones humanas y la institucionalización concomitante de la humanidad y los ecosistemas naturales de la Tierra. Los anarco-primitivistas sostienen que la civilización (que algunos miembros del movimiento llaman «la megamáquina» o «Leviatán») actúa como motor principal de la alienación de la naturaleza y de los demás. Por ello, los anarco-primitivistas buscan vivir en comunidades que estén en armonía con la naturaleza y liberadas de las reglas de la civilización.

Los anarco-primitivistas favorecen las construcciones descentralizadas a pequeña escala, como las herramientas manuales, las viviendas minimalistas y las fuentes de alimentos silvestres. Los anarco-primitivistas son críticos con cualquier sistema tecnológico a gran escala que requiera una vasta infraestructura, como las centrales eléctricas, los automóviles y las propias ciudades. Esta postura es tanto una resistencia a la autoridad centralizada, ya sea en forma de entidades gubernamentales o corporativas, como un reflejo de las preocupaciones ecológicas.

Aunque se hace mucho hincapié en reconectar a la humanidad con su contexto ecológico pasado (lo que a veces se denomina «re-salvajismo»), los anarco-primitivistas hacen pocos esfuerzos por negar o ignorar los avances tecnológicos de los últimos 10.000 años. Los anarco-primitivistas afirman que los individuos deberían tratar de desescalar el impulso tecnológico de la civilización y, en última instancia, desvincularse por completo de su maquinaria -lo que incluye el abandono de la agricultura por una existencia de cazadores-recolectores y la eventual disminución de la población humana a unos 100 millones de personas- para que la especie pueda volver a vivir dentro de los ritmos naturales del planeta en lugar de a expensas de ellos. Dada la extrema naturaleza contracultural de ese programa, el anarco-primitivismo no tiene muchos seguidores, y algunos estudiosos y partidarios sostienen que el anarco-primitivismo tiene más utilidad como crítica de la civilización moderna que como alternativa práctica a ella.

Escrito por: Gonzalo Jiménez

Licenciado en Filosofía en la Universidad de Granada (UGR), con Máster en Filosofía Contemporánea en la Universidad Complutense de Madrid (UCM)
Desde 2015, se ha desempeñado como docente universitario y como colaborador en diversas publicaciones Académicas, con artículos y ensayos. Es aficionado a la lectura de textos antiguos y le gustan las películas y los gatos.

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