Marxismo Analítico

¿Qué es el Marxismo Analítico?

Marxismo analítico, movimiento dentro de la teoría marxista y en varias ramas de las ciencias sociales y la filosofía que pretende investigar y desarrollar las tesis sustantivas del marxismo estándar utilizando las técnicas de análisis conceptual asociadas con la filosofía analítica y los métodos de la economía neoclásica estándar.

karl marx foto

El marxismo analítico representa una ruptura con la teorización marxista convencional precisamente en su rechazo de la visión de que existe una profunda división metodológica entre el marxismo y la ciencia social burguesa. De hecho, su enfoque es exactamente el opuesto al del filósofo marxista húngaro György Lukács, que argumentó en su libro Geschichte und Klassenbewusstsein (1923; Historia y conciencia de clase) que la característica distintiva del marxismo no reside en sus conclusiones sustantivas, sino en sus compromisos metodológicos. Los marxistas analíticos, por el contrario, están directamente preocupados por abordar la verdad o falsedad de las conclusiones sustantivas de Marx en las ciencias sociales y han intentado reconstruir o salvar sus argumentos utilizando las mismas herramientas que utilizarían los científicos sociales convencionales o los filósofos. Ponen gran énfasis en la necesidad de exponer los argumentos con claridad y de una manera que optimice las posibilidades de discusión y crítica racionales, y a menudo caracterizan la postura metodológica de otros marxistas como oscurantista o dirigida a evadir la falsificación.

Marxismo funcionalista

En su libro Karl Marx’s Theory of History: A Defence (1978), el filósofo político británico G.A. Cohen desarrolló una lectura tradicional del materialismo histórico marxiano tal y como lo esbozó Marx en el prefacio de 1859 a Zur Kritik der politischen Ökonomie (Una contribución a la crítica de la economía política). Hasta el trabajo de Cohen, la mayoría de los filósofos analíticos habían pensado que el materialismo histórico estaba viciado por una aparente incoherencia. En concreto, parecía que Marx se había comprometido tanto con la afirmación de que la estructura social y económica de una sociedad debía explicarse en función de su desarrollo científico y tecnológico como con la afirmación de que esa misma estructura causaba (y por tanto explicaba) ese progreso científico y técnico. En general, se pensaba que la concepción de Marx de la relación entre la estructura social y la superestructura política y jurídica adolecía de una dificultad paralela. Cohen argumentó que esas supuestas incoherencias podrían evitarse si las tesis explicativas de Marx se tomaran como instancias de explicación funcional. Al igual que la teoría evolutiva podría mostrar cómo el hecho de que los pájaros tengan huesos huecos es explicable por el papel que esos huesos desempeñan en la vida y la supervivencia del organismo, el materialismo histórico marxiano podría mostrar que la selección de una estructura particular de relaciones sociales para una sociedad (y especialmente su sistema de propiedad) debía explicarse por el papel que esa estructura desempeñaría en el desarrollo de los recursos productivos de la sociedad.

La obra de Cohen fue objeto de críticas por diversos motivos. Algunos críticos se opusieron a ella por considerarla una interpretación de Marx, mientras que otros pensaban que el materialismo histórico reconstruido de Cohen era inverosímil como lectura del desarrollo histórico o tenía defectos filosóficos. En el tercer bando estaba el filósofo y politólogo noruego Jon Elster, que argumentó en una serie de artículos y en su libro, Making Sense of Marx (1985), en contra del despliegue de la explicación funcional de Cohen. Elster no se oponía en principio al uso de la explicación funcional, sino que sostenía que, para ser legítima, debía estar respaldada por modos de explicación causales o intencionales más convencionales. Mientras que la teoría de la evolución por selección natural proporcionaba tal sustento explicativo para la ciencia biológica, Cohen no había proporcionado tal mecanismo de apoyo para el materialismo histórico o para las ciencias sociales en general.

Marxismo e individualismo metodológico

Aunque Cohen rebatió la opinión de Elster de que la explicación funcional era inadmisible en ausencia de fundamentos de apoyo, otros marxistas analíticos estaban dispuestos a proporcionarlos en otras áreas de la teoría marxiana. En particular, el marxismo analítico se asoció ampliamente con el individualismo metodológico en la teoría social (la afirmación de que los fenómenos sociales a gran escala deberían explicarse en términos del comportamiento de los individuos humanos), la teoría de la elección racional (la afirmación de que los fenómenos sociales a gran escala deberían explicarse en términos de las elecciones de individuos racionales que buscan maximizar la utilidad, o el beneficio para sí mismos) y la teoría de juegos (el análisis matemático de la toma de decisiones interdependientes).

El economista estadounidense John Roemer fue uno de los pioneros. En su primer libro, Analytical Foundations of Marxian Economic Theory (1981), Roemer intentó reconstruir la economía marxiana utilizando las herramientas de la teoría económica neoclásica. En su segundo libro, A General Theory of Exploitation and Class (1982), empleó la teoría de juegos para demostrar cómo la aparición de coaliciones de agentes, muy parecidas a las clases sociales marxianas, podía explicarse por la dotación diferencial de dichos agentes con recursos productivos como la fuerza de trabajo o la propiedad del capital.

El trabajo de Roemer sobre clase y explotación inspiró, a su vez, un programa de investigación de otros marxistas analíticos, entre ellos el sociólogo estadounidense Erik Olin Wright, que utilizó el marco conceptual de Roemer para analizar la estructura de clases de las sociedades capitalistas modernas en su libro Clases (1985). Otra contribución importante al marxismo analítico fue la del politólogo estadounidense de origen polaco Adam Przeworski, que utilizó la teoría de la elección racional en su obra Capitalism and Social Democracy (1985) para argumentar que los partidos socialdemócratas se ven fatalmente abocados al compromiso en las democracias liberales modernas: la necesidad de asegurarse una coalición suficientemente amplia para lograr el éxito electoral exige la dilución del programa socialista.

Escrito por: Gonzalo Jiménez

Licenciado en Filosofía en la Universidad de Granada (UGR), con Máster en Filosofía Contemporánea en la Universidad Complutense de Madrid (UCM)
Desde 2015, se ha desempeñado como docente universitario y como colaborador en diversas publicaciones Académicas, con artículos y ensayos. Es aficionado a la lectura de textos antiguos y le gustan las películas y los gatos.

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