Definir el Pensamiento Crítico

Hay muchas definiciones diferentes del pensamiento crítico. Aquí enumeramos algunas de las más conocidas. Se puede observar que todas ellas hacen hincapié en la importancia de la claridad y la racionalidad. Aquí veremos algunas definiciones bien conocidas en orden cronológico.

Mucha gente atribuye la importancia del pensamiento crítico en la educación a Dewey. Pero Dewey no hizo un uso muy extenso del término «pensamiento crítico». En cambio, en su libro Cómo pensamos, defendió la importancia de lo que denominó «pensamiento reflexivo»:

… [cuando] se busca deliberadamente el fundamento o la base de una creencia y se examina su adecuación para apoyar la creencia. Este proceso se denomina pensamiento reflexivo; sólo él tiene un valor verdaderamente educativo …
La consideración activa, persistente y cuidadosa de cualquier creencia o supuesta forma de conocimiento a la luz de los fundamentos que la apoyan, y las conclusiones posteriores a las que tiende, constituye el pensamiento reflexivo.

Sin embargo, hay un pasaje en el que Dewey utiliza explícitamente el término «pensamiento crítico»:

La esencia del pensamiento crítico es el juicio suspendido; y la esencia de este suspenso es la indagación para determinar la naturaleza del problema antes de proceder a los intentos de su solución. Esto, más que cualquier otra cosa, transforma la mera inferencia en inferencia probada, las conclusiones sugeridas en pruebas.

El Watson-Glaser Critical Thinking Appraisal (1980) es un conocido test psicológico de capacidad de pensamiento crítico. Los autores de esta prueba definen el pensamiento crítico como :

… un compuesto de actitudes, conocimientos y habilidades. Este compuesto incluye: (1) actitudes de indagación que implican la capacidad de reconocer la existencia de problemas y la aceptación de la necesidad general de pruebas que respalden lo que se afirma como verdadero; (2) conocimiento de la naturaleza de las inferencias, abstracciones y generalizaciones válidas en las que se determina lógicamente el peso o la exactitud de los diferentes tipos de pruebas; y (3) habilidades para emplear y aplicar las actitudes y conocimientos anteriores.

Una definición muy conocida e influyente del pensamiento crítico es la de Robert Ennis (1987)

El pensamiento crítico es un pensamiento reflexivo razonable que se centra en decidir qué creer o hacer.

Esta definición procede de una declaración redactada en 1987 por Michael Scriven y Richard Paul, del Consejo Nacional para la Excelencia en el Pensamiento Crítico, una organización que promueve el pensamiento crítico en Estados Unidos.

El pensamiento crítico es el proceso intelectualmente disciplinado de conceptualizar, aplicar, analizar, sintetizar y/o evaluar activa y hábilmente la información obtenida o generada por la observación, la experiencia, la reflexión, el razonamiento o la comunicación, como guía para la creencia y la acción. En su forma ejemplar, se basa en valores intelectuales universales que trascienden las divisiones temáticas: claridad, exactitud, precisión, coherencia, relevancia, pruebas sólidas, buenas razones, profundidad, amplitud y equidad. Implica el examen de aquellas estructuras o elementos de pensamiento implícitos en todo razonamiento: propósito, problema o cuestión en cuestión, suposiciones, conceptos, fundamentos empíricos; razonamiento que lleva a conclusiones, implicaciones y consecuencias, objeciones desde puntos de vista alternativos y marco de referencia.

El siguiente extracto procede de Peter A. Facione (1990) «Critical Thinking: A Statement of Expert Consensus for Purposes of Educational Assessment and Instruction», un informe para la American Philosophical Association.

«Entendemos el pensamiento crítico como un juicio intencionado y autorregulado que da lugar a la interpretación, el análisis, la evaluación y la inferencia, así como a la explicación de las consideraciones probatorias, conceptuales, metodológicas, criteriológicas o contextuales en las que se basa dicho juicio. La TC es esencial como herramienta de investigación. Como tal, la TC es una fuerza liberadora en la educación y un poderoso recurso en la vida personal y cívica. Aunque no es sinónimo de buen pensamiento, el TC es un fenómeno humano omnipresente y autorrectificador. El pensador crítico ideal es habitualmente inquisitivo, está bien informado, confía en la razón, tiene la mente abierta, es flexible, es justo en la evaluación, es honesto al enfrentarse a los prejuicios personales, es prudente al emitir juicios, está dispuesto a reconsiderar, es claro en los temas, es ordenado en los asuntos complejos, es diligente en la búsqueda de información relevante, es razonable en la selección de criterios, está centrado en la investigación y es persistente en la búsqueda de resultados que sean tan precisos como el tema y las circunstancias de la investigación lo permitan. Por lo tanto, educar a los buenos pensadores críticos significa trabajar hacia este ideal. Combina el desarrollo de las habilidades de TC con el fomento de aquellas disposiciones que producen sistemáticamente percepciones útiles y que son la base de una sociedad racional y democrática».

Si le interesa profundizar en la definición de pensamiento crítico, puede leer este capítulo de muestra del libro de Alec Fisher sobre el pensamiento crítico aquí:

Escrito por: Gonzalo Jiménez

Licenciado en Filosofía en la Universidad de Granada (UGR), con Máster en Filosofía Contemporánea en la Universidad Complutense de Madrid (UCM)
Desde 2015, se ha desempeñado como docente universitario y como colaborador en diversas publicaciones Académicas, con artículos y ensayos. Es aficionado a la lectura de textos antiguos y le gustan las películas y los gatos.

Shares