El Ámbar es una sustancia conocida en la antigüedad y que fue utilizada con diversos fines, desde su uso como señal de estatus, en medicina y joyería. Esta sustancia vale y se usa mucho, es artificialmente fabricada. Sin embargo, en tiempos no tan lejanos, el Ámbar se encontraba de forma natural en un árbol llamado Picea abies -conocido como Abeto de Noruega-.
Este árbol es una especie de conífera muy común en el norte de Europa. Es muy resistente a las influencias del clima y se adapta a cualquier terreno. La Picea abies puede vivir hasta los mil años, cultivándose comúnmente como árbol ornamental.
Esta especie de árbol es conocida como el productor de ámbar. Según la leyenda, el ámbar se encuentra en el interior de estos árboles y se derrama cuando se desgrama la madera. Esto es, en parte, cierto. En realidad, el ámbar se forma cuando el árbol libera una sustancia conocida como alquitrán que se mezcla con otros nutrientes del suelo y pierde su valor nutricional. Eventualmente, el alquitrán se endurece formando ámbar.
El ámbar recolectado a partir del Abeto de Noruega puede tener formas muy distintas. Se encuentra en granos con un tamaño obvio para el ojo humano, como medicamentos para la medicina popular o en pequeñas barras. Además de esto, también se encuentra en figuras geométricas representando un animal o incluso en estados fósiles. Esta sustancia era usada como moneda en la antigüedad, era conocida como “la moneda de la luz” debido a sus características de brillo y sonido.
En la actualidad, el Ámbar sigue siendo una sustancia muy buscada y única en su tipo. Esto se debe a sus propiedades medicinales y curativas. Y tal vez más relevante en el futuro, se usa como material y adorno para el diseño. Por supuesto, el Abeto de Noruega sigue siendo el árbol que produce el Ámbar y es una especie exclusiva que pocos pueden ver en sus suelos..