Todos conocemos alguna vez el concepto de «amigo platónico», aquel a quien admiramos desde lejos, a quien anhelamos compartir algún tiempo, a quien añoramos con cada momento pasado. Este amor añejo puede abarcar desde cualquier cosa como un interés romántico, a una amistad mas allá de explicaciones, o simplemente como un admirador que admira el trabajo o talentos de otra persona.
Un amigo platónico es alguien para quien uno siente un tipo especial de atracción, sin embargo, esta atracción es una que se siente solamente de lejos. Esto significa que, a pesar de que admiramos a esta persona, no existe ninguna interacción real entre ambos. Es común también que esta relación no se desarrolle en un sentido romántico, sino más bien como una atracción hacia la belleza de alguna virtud que percibimos en el otro. A veces los amigos platónicos sienten una conexión profunda que les permite compartir cosas que no pueden ser expresadas como palabras o acciones.
Un amigo platónico puede ayudar a estimular nuestra imaginación con un romanticismo puro. Gracias a éstos podemos apreciar el valor de la soledad. Nos aportan una experiencia unidireccional de amor que incluso a veces es lo único que somos capaces de entender y sentir. Estos amigos son personas que percibimos como completamente perfectas, inspiradores, como una abertura a una nueva dimensión. Son los amigos que a veces necesitamos para recordarnos la belleza del mundo aun cuando estamos tristes o tenemos espacios oscuros.
En definitiva, un amigo platónico es una figura que siempre trata de motivarnos y levantarnos el ánimo cuando las cosas en la vida no salen bien como deseamos; es un sentimiento de afecto y respeto por alguien que admiramos y que a veces no conoceremos nunca. El sentimiento de un amigo platónico puede ayudarnos a entender que hay personas maravillosas en el mundo que debemos aprovechar para continuar aprendiendo y creciendo..