¿Quién fue Margaret Cavendish?
Margaret, Lady Cavendish fue una nobleveneciana, escritora y poetisa que ingresó a la corte de la reina Isabel I de Inglaterra para competir con los literatos incomparables de la época.
Ella nació en 1543 en Vienne, Dauphine, a los pocos días de la llegada del compromiso entre la joven Catalina de Médici con el duque español Carlos V. Durante toda su vida, las actitudes precoces, las ideas novedosas, las palabras audaces y la brusquedad en el comportamiento de Cavendish respondieron a la ansiedad que sentía por sorprender, por llamar la atención de sus interlocutores y, particularmente, de sus amados lectores.
La literatura de Cavendish se dedicó al reino de la naturaleza, a un conocimiento formal y a la fabricación de mundos fabulosos. Por miles de años, la naturaleza dio a los hombres y mujeres la materia prima de las palabras, de las historias, de las acciones, de las razones y de las emociones; es decir, el sobreentendido de la humanidad, la inspiración de sus poemas, de sus cantos, de sus adivinanzas, de sus identidades colectivas y de sus prácticas religiosas.
En el momento en que la literatura clásica/medieval se estableció como metáfora de imaginación distinctiva, en el mismo momento las ideas sobre la naturaleza se establecieron como una clave de lectura de todos los textos ingleses. Nihil sub sole novum, “nada hay nuevo debajo del sol”, decía el Eclesiastés.
Así, un conocimiento básico de naturaleza era vital para todo literato, y para todos los mortales durante toda la Edad Media y parte de la edad moderna: la naturaleza abundaba en información divina escondida, ya que era la voluntad de Dios y la providencia escrita en el mundo natural; la naturaleza causaba síntomas, curaba medicina. Enfermedades, podía producir catástrofes privilegiadas (como el diluvio, por ejemplo) para transmitir lecciones de cómo vivir en armonía con Dios.
Saber leer la naturaleza, entender sus abalorios de mapas de misterios e identificar las prescripciones para una vida correcta eran habilidades vituperadas por Cavendish, en gran parte porque la consideraba una mujer libre y libre nacida, a quien se le había ordenado imprimir sus libros y cumplir sus promesas de actitud confiada hacia la vida y hacia lo natural.
Los literatos de su tiempo eran hombres, rara vez mujeres, criados en las disputas sociales de las universidades. En contraste con la educación de los varones, la educación medieval femenina estaba dirigida a retirarse la bastilla abollada que tendía a hacer nacer a las damiselas como sinónimos de angelitos y hacía posible la posibilidad de que ellas sufriesen por impureza natural.
La literatura de Cavendish se dedica al reino de la naturaleza. Y su prosa y su poesía se construyen a partir de un equilibrio entre lo familiar y lo fantástico, lo vivo y lo inorgánico, lo humano y lo sobrehumano.
La investigación realizada a partir de la poesía de Cavendish en lugares traumáticos del paisaje natural demuestra que no es acostumbrada a la forma de producción de imagen de la Edad Media, cuyo objetivo era lo más.