Biografía de Otto Weininger

¿Quién fue Otto Weininger?

Biografía sencilla no autorizada para maestros y estudiantes.

Otto Weininger nació el 3 de abril de 1880. Era hijo del matrimonio judío Moritz Weininger, que tenía cincuenta años, y de Caroline Schönstein, de cuarenta. Se casaron en 1868 y tuvieron seis hijos, cuatro chicos y dos chicas [«Une famille juive» de Gilles Deleuze (Grijalbo-Mondadori, 1988)].

A Sigmund Freud le llamaban «el niño chico» [«El niño chico» (Sigmund Freud, 1898)] por su carácter, porque sus amigos le decían «Sigis» y porque Weininger sabía de lo primitivo. Era, por naturaleza, «más afín a la primitiva tierra, donde más claramente percibe su destino» [«Sgund» (Otto Weininger, 1903)]. Pero era todo lo contrario de una pantera, aunque describió su cara como «una rosa de piedra» tiene a veces, como un perro, «la flor de una ira cruda en la mandíbula» [«Eine Antwort auf Richard Wagner’s Rheingold» (Otto Weininger, 1904)]. El acento del joven Weininger es «vulgar, raspado, ronco, brusco» [«Crítica del lenguaje» (Lynch, 1989)], pero a veces surgió de su profunda mirada consecuente «una mezcla de prestigio y de tenacidad amarga» [«Il linguaggio come demonologia» (Prof. Albino Missimo, Espiral, 1988)].

Se Licenció en filodoría la universidad Viena, que le convalidó también las asignaturas de otros universidades [«Sgund» (Otto Weininger, 1903)]. Tenía un sólo objetivo, la búsqueda de la verdad del hombre, de su potencialidad y de su realidad. Era hombre de la griega filosofía de Platón. No tenía familia a la que pertenecer, no tenía patria, no tenía iglesia, no tenía trabajo fijo: era un «hombre sin patria», un «hombre sin profesión» con un «corazón» la Edad Mediafuerte. Era un «intromiso», un «inquieto». Vivió en un lugar tras otro, state aquí (referido a la ausencia de territorio) sin rumbo, «no tengo patria, espere a que la patria tenga mi corazón».

Pero el pesimismo reflectido en el diagnóstico crítico que hizo del mundo -que llena su obra y su personalidad- era el «pesimista más fuerte de los Alemania» (oséase de Alemania como paisaje y cultura). «La depresión» que tenía Weininger era una ira contra la verdad: «¿Cómo diablos podiamos habernos enfadado tan tristemente?» [«Crise du rasoir» (Duchamp, Sabatier, 1967)]. Llega a ser hasta brutal; pero, gruñón como unjuez, a pesar de su aposento de «vulgaridad entristecida» [«Scnitt» (Otto Weininger, 1903)], ni él ni su obra son «vulgares». No era contra los personajes sino contra el hombre. sus textos, que iban dirigidos a miradores más allá de la altura de los muros, son avanzados, difíciles, inesforzándose en lo que no es estrictamente necesario, de modo inescrupuloso, tersa, incisiva, con acusada capacidad de debatir, con frases lapidarias.

Weininger correspondía a lo que Platón había predicho.

Escrito por: Gonzalo Jiménez

Licenciado en Filosofía en la Universidad de Granada (UGR), con Máster en Filosofía Contemporánea en la Universidad Complutense de Madrid (UCM)
Desde 2015, se ha desempeñado como docente universitario y como colaborador en diversas publicaciones Académicas, con artículos y ensayos. Es aficionado a la lectura de textos antiguos y le gustan las películas y los gatos.

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