El Representacionalismo

¿Qué es el Representacionalismo?

El representacionalismo (también conocido como realismo representativo o realismo indirecto o dualismo epistemológico o teoría representativa de la percepción) es la postura filosófica según la cual el mundo que vemos en la experiencia consciente no es el mundo real en sí mismo, sino simplemente una réplica en miniatura de la realidad virtual de ese mundo en una representación interna. Así, sólo conocemos nuestras ideas o interpretaciones de los objetos del mundo, porque una barrera (o velo de percepción) entre la mente y el mundo existente impide el conocimiento de primera mano de todo lo que hay más allá.

A diferencia del idealismo, el representacionismo sostiene que nuestras ideas proceden de los datos sensoriales (o imágenes) de un mundo real, material y externo (realismo), pero que el objeto inmediato (directo) de la percepción son sólo datos sensoriales que representan el objeto externo. Aborda la percepción desde un punto de vista similar al del fenomenalismo. También implica un tipo de Dualismo, como el de Descartes.

Los representacionistas argumentan su caso a partir del «hecho epistemológico» de que es imposible tener experiencia más allá de la superficie sensorial, del hecho de que los sueños, las alucinaciones y las ilusiones visuales indican claramente que el mundo de la experiencia no es lo mismo que el mundo en sí mismo, y de la evidencia de la perspectiva fenoménica (la curvatura del espacio percibido, como la aparente convergencia de los bordes de las carreteras paralelas, por ejemplo) que, según ellos, no es claramente una propiedad del mundo en sí mismo, sino sólo de nuestra representación perceptiva de él.

Historia del Representacionismo

Aristóteles, en su obra «Sobre el alma», fue el primero en describir cómo el ojo debe verse afectado por los cambios en un medio intermedio y no por los propios objetos, y razona que, para evitar una regresión infinita, los propios sentidos deben ser autoconscientes.

El filósofo del siglo XVII John Locke fue el más destacado defensor de esta teoría. Afirmaba que hay cualidades primarias que son «explicativamente básicas», en el sentido de que pueden ser referidas como explicación de otras cualidades o fenómenos sin requerir una explicación en sí mismas (similar al concepto de Fundacionalismo), y que estas cualidades son distintas en el sentido de que nuestra experiencia sensorial de ellas se asemeja a ellas en la realidad. Las cualidades secundarias (incluyendo el color, el olor y el sabor) son aquellas a las que la experiencia no se asemeja directamente.

Críticas al representacionismo

  • Los escépticos objetan que, puesto que sólo tenemos conocimiento de las representaciones de nuestras percepciones, ¿cómo es posible saber con seguridad que se parecen de manera significativa a los objetos a los que se supone que corresponden?
  • Si la percepción implica «imágenes en la cabeza», entonces ¿quién es el que ve esas imágenes (un homúnculo?), y no daría lugar a una regresión infinita de observadores dentro de observadores?
  • ¿Cómo puede esta teoría ser coherente con la neurofisiología, que presenta el cerebro como un conjunto de miles de millones de procesadores locales discretos casi independientes interconectados en una red masivamente paralela?
  • Incluso si existe una representación espacial en el cerebro, ¿por qué (y cómo) debería ser consciente de sí misma?

Escrito por: Gonzalo Jiménez

Licenciado en Filosofía en la Universidad de Granada (UGR), con Máster en Filosofía Contemporánea en la Universidad Complutense de Madrid (UCM)
Desde 2015, se ha desempeñado como docente universitario y como colaborador en diversas publicaciones Académicas, con artículos y ensayos. Es aficionado a la lectura de textos antiguos y le gustan las películas y los gatos.

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