El Avicenismo

¿Qué es el El Avicenismo?

El Avicenismo foto filosofia

El avicenismo es una escuela filosófica medieval fundada por el filósofo persa del siglo XI Avicena (también conocido como Ibn Sina). Avicena intentó redefinir el curso de la filosofía islámica y encauzarla en nuevas direcciones, y en particular conciliar el Aristotelismo y el neoplatonismo con la teología islámica.

La obra de Avicena, en particular su Metafísica, tuvo una profunda influencia en otros escolásticos medievales como Santo Tomás de Aquino, Alberto Magno y Guillermo de Auvernia. A pesar de algunas críticas por parte de teólogos musulmanes posteriores, el avicenismo se convirtió en la principal escuela de filosofía islámica en el siglo XII, y aún hoy constituye la base de la educación filosófica en el mundo islámico

La filosofía y la teología islámicas tempranas distinguen más claramente que el aristotelismo la diferencia entre la existencia (el dominio de lo contingente y lo accidental) y la esencia (que perdura en el interior de un ser, más allá de lo accidental). Avicena sostenía que el hecho de la existencia no puede deducirse ni explicarse por la esencia de las cosas existentes, y que la forma y la materia por sí mismas no pueden interactuar y originar el movimiento. Sostenía que alguna cosa existente debe necesitar, impartir, dar o añadir existencia a una esencia, y que «la esencia precede a la existencia» (esencialismo).

El Universo

Según Avicena, el universo consiste en una cadena de seres reales, cada uno de los cuales da existencia y es responsable del resto de la cadena inferior (ángeles, almas y toda la creación). Sostuvo que, como una cadena infinita es imposible, la cadena en su conjunto debe terminar en un ser totalmente simple, autosuficiente y uno, cuya esencia es su propia existencia (es decir, Dios). Se trata de una combinación del Argumento Ontológico y del Argumento Cosmológico para la existencia de Dios (véase la sección sobre Filosofía de la Religión), y de un uso muy temprano del método de la prueba a priori, utilizando únicamente la intuición y la razón.

Lógica

Avicena también desarrolló su propio sistema de Lógica, conocido como Lógica Avicena, como alternativa a la Lógica Aristotélica, y en el siglo XII había sustituido a la Lógica Aristotélica como sistema dominante de Lógica en el mundo islámico. La Lógica Avicena influyó en los primeros lógicos europeos medievales, como Alberto Magno, aunque la Lógica Aristotélica se popularizó posteriormente en Europa debido a la fuerte influencia del averroísmo. Avicena desarrolló una temprana teoría del silogismo hipotético, así como el cálculo proposicional, un área de la Lógica no cubierta por la tradición aristotélica. También contribuyó de forma inventiva al desarrollo de la lógica inductiva, principalmente a través de sus escritos médicos.

Epistemología y la Teoría del Conocimiento

En el ámbito de la epistemología y la teoría del conocimiento, Avicena desarrolló los conceptos de empirismo y de tabula rasa (la idea de que los seres humanos nacen sin un contenido mental innato o incorporado), que influyeron fuertemente en la formulación de John Locke sobre la tabula rasa y el razonamiento intuitivo, y que posteriormente dieron lugar al debate naturaleza versus crianza en la filosofía y la psicología modernas. También fue el primero en describir los métodos de concordancia, diferencia y variación concomitante que son fundamentales para la lógica inductiva y el método científico, que fue esencial para la metodología científica posterior.

Más adelante, en el siglo XII, el místico sufí Shahab al-Din Suhrawardi (1155 – 1191) desarrolló el iluminismo, una combinación del avicenismo y la antigua filosofía persa, junto con muchas ideas innovadoras propias. Sin embargo, el avicenismo también fue criticado por varios teólogos musulmanes.

Al-Ghazali (1058 – 1111), Fakhr al-Din al-Razi (1149 – 1209) y los teólogos ash’ari se opusieron al avicenismo principalmente por sus incoherencias con el Corán y los hadices. La famosa obra de Al-Ghazali «La incoherencia de los filósofos» se dirigía específicamente a Avicena, en particular a sus afirmaciones de que el mundo no tiene un principio en el pasado y no es creado en el tiempo, que el conocimiento de Dios sólo incluye clases de seres y no seres individuales (universales y no particulares), y que después de la muerte las almas de los seres humanos nunca volverán a entrar en los cuerpos.

Averroes criticó a Avicena principalmente por su divergencia con Aristóteles. En particular, rechazaba la teoría de las almas celestiales y de una imaginación independiente de los sentidos corpóreos. El averroísmo acabó siendo más influyente en el Occidente cristiano que el avicenismo.

En el siglo XVII, Mulla Sadra (c. 1571 – 1640) combinó la visión de la metafísica sufí con algunos de los planteamientos racionalistas de Avicena, dando lugar finalmente a toda una nueva filosofía conocida como Teosofía Trascendente. Sin embargo, se opuso al esencialismo de Avicena y defendió la idea opuesta de que «la existencia precede a la esencia», un concepto fundacional clave del posterior existencialismo.

Escrito por: Gonzalo Jiménez

Licenciado en Filosofía en la Universidad de Granada (UGR), con Máster en Filosofía Contemporánea en la Universidad Complutense de Madrid (UCM)
Desde 2015, se ha desempeñado como docente universitario y como colaborador en diversas publicaciones Académicas, con artículos y ensayos. Es aficionado a la lectura de textos antiguos y le gustan las películas y los gatos.

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