El Antirrealismo Moral

¿Qué es el Antirrealismo Moral?

El antirrealismo moral (o irrealismo moral) es la doctrina metaética según la cual no existen valores morales objetivos. Suele definirse en oposición al Realismo Moral, que sostiene que sí existen valores morales objetivos, que los enunciados evaluativos son afirmaciones fácticas que son verdaderas o falsas, y que su verdad o falsedad es independiente de nuestra percepción de los mismos o de nuestras creencias, sentimientos u otras actitudes hacia ellos. Por lo tanto, el antirrealismo moral puede implicar la negación de que las propiedades morales existan, o la aceptación de que existen, pero que su existencia depende de la mente y no es objetiva o independiente.

Tipos de antirrealismo moral

Hay varias formas diferentes, dependiendo de si se cree que los enunciados éticos son afirmaciones subjetivas (subjetivismo ético), que no son afirmaciones genuinas en absoluto (no cognitivismo) o que son afirmaciones objetivas erróneas (nihilismo moral o escepticismo moral):

  • Subjetivismo Ético, que sostiene que los enunciados morales se hacen verdaderos o falsos por las actitudes y/o convenciones de los observadores, o que cualquier frase ética implica una actitud mantenida por alguien.
    • Relativismo moral (o relativismo ético): la opinión de que para que una cosa sea moralmente correcta es necesario que sea aprobada por la sociedad, lo que lleva a la conclusión de que diferentes cosas son correctas para las personas en diferentes sociedades y diferentes períodos de la historia.
    • Teoría del mandato divino: la opinión de que una cosa es correcta si es aprobada y ordenada por Dios. Guillermo de Ockham, un firme defensor de esta teoría, llegó a argumentar que si Dios hubiera ordenado el asesinato, éste habría sido moralmente obligatorio, y que Dios podría cambiar el orden moral en cualquier momento.
    • Subjetivismo individualista: la opinión (planteada por Protágoras) de que hay tantas escalas distintas de bien y mal como individuos hay en el mundo.
    • Teoría del observador ideal: la opinión de que lo correcto viene determinado por las actitudes que tendría un hipotético observador ideal (un ser perfectamente racional, imaginativo e informado).
  • El no cognitivismo, que sostiene que las oraciones éticas no son verdaderas ni falsas porque no expresan proposiciones genuinas, lo que implica que el conocimiento moral es imposible. De nuevo hay diferentes versiones:
    • Emotivismo: la opinión, defendida por A.J. Ayer y C. L. Stevenson (1908 – 1979) entre otros, de que las oraciones éticas sirven meramente para expresar emociones, y los juicios éticos son principalmente expresiones de la propia actitud, aunque en cierta medida también son imperativos destinados a cambiar las actitudes y acciones de otros oyentes.
    • Prescriptivismo (o prescriptivismo universal): la opinión, propuesta por R.M. Hare (1919 – 2002), de que los enunciados morales funcionan como imperativos universalizables (es decir, aplicables a todo el mundo en circunstancias similares); por ejemplo, «Matar está mal» significa realmente «¡No matar!».
      Cuasi-realismo: la opinión, defendida por Simon Blackburn (1944 – ), de que los enunciados éticos se comportan lingüísticamente como afirmaciones fácticas, y pueden llamarse apropiadamente «verdaderos» o «falsos» aunque no haya hechos éticos a los que puedan corresponder. Blackburn sostiene que la ética no puede ser totalmente realista, ya que esto no permitiría fenómenos como el desarrollo gradual de las posiciones éticas a lo largo del tiempo o en diferentes tradiciones culturales.
    • Proyectivismo: la opinión de que se pueden atribuir cualidades a un objeto (o «proyectarlas» sobre él) como si esas cualidades le pertenecieran realmente. El proyectivismo en ética (propuesto originalmente por David Hume) está asociado por muchos con el relativismo moral, y se considera controvertido, aunque fue la ortodoxia filosófica durante gran parte del siglo XX.
    • Ficcionalismo moral: la opinión de que las afirmaciones de cierto tipo no deben tomarse como literalmente verdaderas, sino como una mera ficción útil.
  • Nihilismo moral: sostiene que las afirmaciones éticas son generalmente falsas. Sostiene que no hay valores objetivos (que nada es moralmente bueno, malo, incorrecto, correcto, etc.) porque no hay verdades morales (por ejemplo, un nihilista moral diría que el asesinato no está mal, pero tampoco está bien). La teoría del error es una forma de nihilismo moral que combina el cognitivismo (la creencia de que el lenguaje moral consiste en afirmaciones aptas para la verdad) con el nihilismo moral (la creencia de que no hay hechos morales).
  • El escepticismo moral, que sostiene que nadie tiene ningún conocimiento moral (o la afirmación más fuerte de que nadie puede tener ningún conocimiento moral). Se opone especialmente al Realismo Moral (véase más arriba) y quizá su defensor más famoso sea Friedrich Nietzsche.

Escrito por: Gonzalo Jiménez

Licenciado en Filosofía en la Universidad de Granada (UGR), con Máster en Filosofía Contemporánea en la Universidad Complutense de Madrid (UCM)
Desde 2015, se ha desempeñado como docente universitario y como colaborador en diversas publicaciones Académicas, con artículos y ensayos. Es aficionado a la lectura de textos antiguos y le gustan las películas y los gatos.

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