Filebo – Diálogo de Platón

Resumen del Diálogo de Platón Filebo

Filebo se pregunta si el bien es el placer o la sabiduría. Filebo sostiene que el placer es el bien, mientras que Sócrates sostiene que la sabiduría, la opinión correcta y el razonamiento correcto son mejores que el placer. Al principio de la discusión se acuerda que si un tercer estado del ser resulta ser mejor que el placer o la sabiduría, entonces ni Filebo ni Sócrates serán considerados vencedores en la discusión; pero si el placer o la sabiduría resultan ser más afines al bien que el otro, el vencedor será aquel que haya defendido el estado aliado con la vida mejor y más feliz. Protarco acepta defender la posición de Filebo, y comienza la discusión.

Sócrates comienza su crítica al punto de vista de Filebo pidiéndole a Protarco que identifique la cualidad común a los placeres de diversa índole que Filebo designa con la palabra «bueno». Protarco se opone a la pregunta, argumentando que los placeres, en tanto que son placeres, no se diferencian unos de otros. Sin embargo, después de que Sócrates señale que sería ridículo decir que las distintas ciencias, por ser todas ellas ciencias, no se diferencian entre sí, Protarco acepta decir que hay muchas clases diferentes de placeres, al igual que hay muchas clases diferentes de ciencias.

El diálogo toma aquí un giro fascinante, aunque técnico. Los placeres son uno, pero también son muchos. Este hecho sugiere el problema de lo uno y lo múltiple, un problema que no tiene nada que ver con las cosas concretas, ya que una persona individual, por ejemplo, puede ser fácilmente una persona con muchas partes; tiene, más bien, que ver con la cuestión de cómo una persona (lo universal) es una, una unidad, mientras que la clase de personas son muchas, una pluralidad. El problema es explicar cómo lo uno (lo universal) puede distribuirse entre los muchos sin perder su unidad. Sócrates explica que su forma favorita de aprender es comenzar con una idea, una unidad, y proceder al infinito mediante pasos finitos. Un músico, por ejemplo, entiende que el sonido es uno, pero también sabe que hay muchos sonidos y se da cuenta de cómo se pueden combinar estos diversos sonidos. Además, añade Sócrates, si la investigación comienza con el infinito, entonces se debe proceder a la unidad no directamente, sino sólo por medio de un número definido. Así, partiendo del número infinito de sonidos posibles para la humanidad, algún dios u «hombre divino», tal vez el egipcio Thot, seleccionó un número definido de sonidos, y finalmente los unificó mediante el arte de la gramática. En la presente discusión, el problema es determinar, en el caso de las unidades placer y sabiduría, el número definido de especies o tipos de cada una, antes de pasar a la infinidad de placeres particulares e instancias de sabiduría. Filebo interrumpe para rogar a Sócrates que divida el placer y la sabiduría, de la manera descrita, o que encuentre entre ellos alguna otra manera de resolver la cuestión.

Escrito por: Gonzalo Jiménez

Licenciado en Filosofía en la Universidad de Granada (UGR), con Máster en Filosofía Contemporánea en la Universidad Complutense de Madrid (UCM)
Desde 2015, se ha desempeñado como docente universitario y como colaborador en diversas publicaciones Académicas, con artículos y ensayos. Es aficionado a la lectura de textos antiguos y le gustan las películas y los gatos.

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