Timeo – Diálogo de Platón

Resumen del Diálogo de Platón Timeo

En la mayoría de los diálogos socráticos, Sócrates es la figura central o una de las figuras centrales. A pesar de su supuesta deferencia, Sócrates se sabía superior a sus contemporáneos en el arte de la elucidación y el debate filosóficos, y Platón le honró convirtiéndolo en el examinador siempre victorioso de los pretendientes a la sabiduría. Sin embargo, el Timeo es uno de los diálogos en los que Sócrates asume un papel menor; su personalidad queda al margen, resplandeciente como siempre, pero sólo por gracia de diálogos anteriores en los que figura como héroe intelectual. Timeo no es tanto un diálogo -aunque hay alguna conversación- como una exposición en solitario de las ideas pitagóricas sobre el origen y el carácter del universo por parte de Timeo, un entusiasta astrónomo pitagórico.

Timeo es interesante como exposición de los extremos a los que puede llegar la imaginación en el intento de comprender este misterioso universo. Es una curiosa y característica mezcla de ciencia inmadura e invención madura, y casi no tiene relevancia para los problemas científicos y filosóficos modernos. Sin embargo, como parte del retrato del pensamiento griego, como una faceta en la compleja entidad que fue el reino de las ideas de Platón, y como el único diálogo que -gracias a una traducción de Cicerón- fue influyente en la Edad Media, el Timeo sigue ocupando un lugar en la importante literatura de la filosofía.

Al comenzar el diálogo, Sócrates le recuerda a Timeo una conversación mantenida el día anterior sobre los distintos tipos de ciudadanos que se requieren en un estado ideal. Se repasan los puntos principales de la Politeia (período medio, 388-368 a.C.; República, 1701): Los ciudadanos serán labradores o artesanos o defensores del Estado. Los defensores serán guerreros o líderes políticos, «guardianes» del estado. Los guardianes se dedicarán con pasión a sus tareas y serán filósofos por temperamento y formación. La gimnasia y la música desempeñarán un papel importante en su educación. No habrá esposas ni hijos particulares, sino que todos trabajarán juntos y convivirán de forma comunitaria. Se hará un esfuerzo, por suertes artificiales, para emparejar a los buenos con los buenos, a los malos con los malos; y sólo los niños buenos, moral e intelectualmente superiores, serán educados.

Escrito por: Gonzalo Jiménez

Licenciado en Filosofía en la Universidad de Granada (UGR), con Máster en Filosofía Contemporánea en la Universidad Complutense de Madrid (UCM)
Desde 2015, se ha desempeñado como docente universitario y como colaborador en diversas publicaciones Académicas, con artículos y ensayos. Es aficionado a la lectura de textos antiguos y le gustan las películas y los gatos.

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