Analisis Filosofico de Le Kid

Le Kid , estrenada en 1921, es sin duda la película más bella de Charlie Chaplin y también la más filosófica, ya que presenta una verdadera visión de la paternidad y la infancia.

¿Una autobiografía?

Le Kid - Charlie Chaplin foto pelicula

En «Reflexiones de un cineasta», Eisenstein relata esta reflexión de Chaplin: «¿Recuerdas la escena en la que arrojo grano para las gallinas al policía? Por mi parte, fue un desprecio. No me gustan los niños. «Chaplin es hostil a los niños. ¿Podemos hacer una comparación entre el niño abandonado y el joven Chaplin?

Le Kid es puro drama. En esta película, la risa proviene sobre todo de la comedia de situación, no de la pantomima habitual de Chaplin. El guión está bien pensado y las situaciones dramáticas están tratadas con un estilo realista que prefigura sus películas posteriores.

Le Kid parte de una situación inicial patética (el abandono de un hijo). Sin embargo, el director se esfuerza por evitar el sentimentalismo o el patetismo exagerado.

Le Kid es autobiográfico. La película reproduce exactamente la miserable infancia de Chaplin, la necesidad de una madre. Charlie Chaplin y el niño comparten su adopción. Como todos los hombres sensibles y emotivos, Chaplin amaba a los niños, pero éstos le aterrorizaban.

Desde un punto de vista psicoanalítico, podemos plantear que el niño es el propio Chaplin y que la adopción simboliza el deseo inconsciente de tener un padre, un padre que Chaplin apenas conoció.

En la fase de separación del niño, Chaplin revive su propia infancia y alcanza el pico más alto de intensidad dramática. Presenta la paternidad como una simbiosis contra el resto de la sociedad, una paternidad en lucha, por así decirlo. El policía encarna ese «otro» hostil contra el que hay que proteger al niño. El final de la película es un verdadero poema de amor y ternura, donde los sentimientos se magnifican, reforzados por la miseria y la desgracia.

Chaplin y el sufrimiento humano

El sufrimiento tiene un lado positivo. De hecho, lejos de destruirlos, los miserables desarrollan una sensibilidad que los sitúa por encima del resto de la sociedad. Chaplin es la encarnación de esto tanto como los personajes de Le Kid. El sufrimiento no es un melodrama, sino el sentimiento de miseria, una filosofía de la emoción interior. Por eso Chaplin no acusa -ni a sus padres ni a la sociedad- sino que da testimonio. El sueño parece presentarse como una escapada de una realidad demasiado oscura. Así que este drama de la paternidad está lejos de ser feliz.

Por último, podemos ir más allá en las hipótesis psicoanalíticas: Chaplin no es sólo el niño, sino también los padres, es decir, habría proyectado los fracasos de sus propios padres para exorcizarlos en el cine.

Escrito por: Gonzalo Jiménez

Licenciado en Filosofía en la Universidad de Granada (UGR), con Máster en Filosofía Contemporánea en la Universidad Complutense de Madrid (UCM)
Desde 2015, se ha desempeñado como docente universitario y como colaborador en diversas publicaciones Académicas, con artículos y ensayos. Es aficionado a la lectura de textos antiguos y le gustan las películas y los gatos.

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