Análisis Filosófico de Incepción

Inception - Christopher Nolan foto pelicula

¿Estás despierto o estás soñando? ¿Cómo puede estar seguro de que lo que es real es real?

La película Inception, de Christopher Nolan, plantea estas cuestiones, que ya fueron planteadas por Descartes en las Meditaciones Metafísicas. El análisis de esta película filosófica puede hacerse, por tanto, desde el punto de vista de la epistemología y la metafísica.

Resumen de Inception

La película relata las aventuras de un grupo muy especial de ladrones: ladrones de sueños que, gracias a una tecnología, irrumpen en la conciencia de un individuo para robarle sus ideas (extracción) o suprimirlas. La incepción, en cambio, va más allá y consiste en implantar una idea en la conciencia de un individuo, sin que éste lo sepa. Esta técnica implica riesgos para los ladrones, que consisten en perderse en los meandros de su propia conciencia, el «limbo».

El objetivo principal de la película es el heredero de una multinacional energética. El rival, el Sr. Saito, quiere que el heredero desmantele la empresa de su padre. Cobb, con experiencia en la extracción e inicio, interpretado por Di Caprio, es el líder del equipo de cuatro miembros:

  • Un investigador encargado de entender la psique del objetivo.
  • Un falsificador, encargado de fingir la identidad de individuos con los que el objetivo está familiarizado.
  • Un químico responsable de los sueros que regulan el sueño común.
  • Un arquitecto cuyo papel es diseñar el mundo de los sueños

Para introducir la idea con éxito, el equipo debe descender literalmente a la conciencia del objetivo, pasando de las capas superiores del sueño a las más profundas, creando una sensación de realidad cada vez más fuerte para el objetivo. El objetivo es que el objetivo confunda el sueño con la realidad, que entonces se ve como una especie de realidad aumentada o alternativa.

Después de las batallas de los sueños, Cobb logra alcanzar la incepción, pero aparentemente a costa de su conciencia y de la realidad.

Crítica y análisis filosófico de la película

El otro, ese otro en mí

La concepción también se analiza en términos de intersubjetividad: aborda la cuestión de la relación con los demás de una manera interesante: sería posible implantar una idea en la conciencia de otro. Husserl, fundador de la fenomenología y gran especialista en la intersubjetividad, afirmaba que «los flujos de conciencia no se intercambian», estando cada conciencia remachada en sí misma, «sin puertas ni ventanas», como decía Leibniz sobre las mónadas. En Inception, por el contrario, la conciencia es permeable, abierta. Los sueños pueden ser invadidos, los pensamientos robados. ¿Acaso las campañas de marketing y las teorías del inconsciente colectivo no apoyan cada día esta tesis de la permeabilidad de la conciencia? Las ideas adventicias (procedentes del exterior, en contraposición a las ideas innatas) son legión y contrarrestan las concepciones autonomistas de la conciencia.

La vida es un sueño

La película contiene una cierta ambigüedad con respecto a la realidad. ¿La película comienza ya en el sueño? Esta ambigüedad deliberada invita a pensar que la vida es un sueño, ya que nadie puede demostrar que la realidad no es un sueño, un artefacto de la conciencia.

Un experimento mental clásico en este ámbito es el cerebro en una cuba (desarrollado por el filósofo estadounidense Hilary Putnam). Este experimento consiste en imaginar un cerebro humano colocado en una cuba de líquidos que contiene todos los nutrientes que el cerebro necesita para sobrevivir y funcionar. El tanque también contiene conexiones para la entrada sensorial y la extracción de información del cerebro. Las conexiones son gestionadas por un ordenador que procesa los pensamientos del cerebro y la retroalimentación de la entrada sensorial correspondiente a una percepción muy plausible de la realidad, tan plausible que sería indistinguible de la realidad que percibimos. Por lo tanto, es imposible determinar si la realidad es real.

Freud ya habla de un «sueño despierto»: Puede que Cobb ya esté viviendo en este sueño de vigilia, sin saber si sigue soñando o si su conciencia es plena y completa. Esto lleva, como en el caso de Descartes, a un escepticismo radical como base de la búsqueda de la verdad. Pero allí donde Descartes consiguió hacer de la existencia del sujeto una certeza (pienso, luego existo), Cobb permanece, y nosotros también, en un estado de limbo en cuanto a la realidad. El «tótem» de Cobb, una peonza, puede ser una ilusión, una invención en sí misma, como sugiere la última escena de la película: Christopher Nolan lo deja en duda: puede dejar de girar (lo que significa que Cobb está despierto) o puede seguir girando (y entonces Cobb está condenado a una vida de ensueño). La película se cierra así con la idea de que el hombre, ese animal metafísico como dice Schopenhauer, no puede encontrar respuestas a sus preguntas.

Escrito por: Gonzalo Jiménez

Licenciado en Filosofía en la Universidad de Granada (UGR), con Máster en Filosofía Contemporánea en la Universidad Complutense de Madrid (UCM)
Desde 2015, se ha desempeñado como docente universitario y como colaborador en diversas publicaciones Académicas, con artículos y ensayos. Es aficionado a la lectura de textos antiguos y le gustan las películas y los gatos.

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