Filosofía Babilónica

Introducción a la Filosofía Babilónica

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La filosofía babilónica se remonta a la sabiduría mesopotámica primitiva, que encarnaba ciertas filosofías de la vida, en particular la ética. Estas filosofías se reflejan en la religión mesopotámica (gran parte de la cual giraba en torno a la identificación de los dioses y diosas con los cuerpos celestes) y en una gran variedad de literatura babilónica.

Historia de la Filosofía Babilónica

Su razonamiento y racionalidad se desarrollaron más allá de la observación empírica en una fecha muy temprana. El «Manual de Diagnóstico» médico de Esagil-kin-apli, que data del siglo XI a.C., se basaba en un conjunto lógico de axiomas y supuestos, entre los que se encontraba la opinión moderna de que, mediante el examen y la inspección de los síntomas de un paciente, es posible determinar su enfermedad y las posibilidades de que se recupere.

Durante los siglos VIII y VII a.C., los astrónomos babilonios comenzaron a estudiar la filosofía que trataba de la naturaleza ideal del universo primitivo, y empezaron a emplear una lógica interna dentro de sus sistemas planetarios predictivos, una importante contribución a la filosofía de la ciencia.

Es posible que la filosofía babilónica influyera en la filosofía griega, especialmente en la helenística. El texto babilónico «Diálogo del pesimismo» contiene similitudes con la sofística, la doctrina de los contrastes de Heráclito, los diálogos de Platón y el método dialéctico de investigación de Sócrates.

Conceptos básicos

Hay cuatro conceptos destacados en la filosofía babilónica que se han trasladado a muchas escuelas y movimientos filosóficos diferentes en distintas partes del mundo:

  • Todas las cosas son el resultado de la evolución orgánica (por lo que no se necesita un Creador y se abre el camino para que el Hombre piense que ayudó en su propia creación y evolución y que por lo tanto tiene, en su propio ser, el poder para su avance).
  • El intelecto humano tiene preeminencia (los sistemas educativos de la época están enredados en esta ideología).
  • La promiscuidad y el abandono sexual impregnan toda la sociedad (y casi se fomenta, aunque a menudo se traduzca en la ruptura del hogar y del matrimonio).
  • Un estado total o sociedad del bienestar o, posiblemente, el totalitarismo es el camino natural a seguir (así, el Estado -o en algunos casos la religión organizada- actuará por el pueblo, pensará por el pueblo, hará todo por el pueblo).

Escrito por: Gonzalo Jiménez

Licenciado en Filosofía en la Universidad de Granada (UGR), con Máster en Filosofía Contemporánea en la Universidad Complutense de Madrid (UCM)
Desde 2015, se ha desempeñado como docente universitario y como colaborador en diversas publicaciones Académicas, con artículos y ensayos. Es aficionado a la lectura de textos antiguos y le gustan las películas y los gatos.

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