Tradicionalmente se ha considerado que el origen histórico de la filosofía se produce al pasar de una explicación mítica a una explicación racional. A continuación vamos a analizar ambas actitudes.
Explicación prerracional: mito y magia
Para la explicación mítica, fenómenos como la lluvia, el trueno, la primavera o la salida del Sol, son producidos y dependen de seres sobrenaturales. Estos fenómenos se producen arbitrariamente, a voluntad de la divinidad, no responden a ninguna regularidad ajena al orden establecido por los dioses y no son siempre predecibles. El ser humano no puede saber cuándo se producirán, porque el acontecimiento no viene determinado por unas causas naturales. Lo máximo que puede hacer el ser humano para provocar estos fenómenos es encomendarse a la divinidad y esperar cierta benevolencia por parte de ella. De ahí proceden los rituales y la magia, como formas de influir sobre estas entidades sobrenaturales y adquirir así cierto poder sobre dichos fenómenos.
La actitud mítica no busca leyes en los fenómenos porque aún conociendo cierta regularidad y ciclos en la naturaleza, los atribuyen en última instancia a la acción de los dioses, lo que impide el conocimiento sistemático y un eficaz dominio de la naturaleza. Si estamos convencidos de que la lluvia se produce por la acción de cierta divinidad, no podríamos explicarla, ni predecirla, ni controlarla con total seguridad. Aun así, los mitos, con supersonificación de los elementos naturales y su visión intuitiva, narrativa y poética, aportan una perspectiva del mundo que ayuda a una cultura a desenvolverse en su propia época. La forma de ver el mundo ofrecida por los mitos no ha desaparecido a lo largo de la historia y todavía hoy podemos encontrar numerosas actitudes míticas.
Explicación racional: razón y sentidos
Con esta explicación, la arbitrariedad será sustituida por la necesidad: las cosas ocurren cuando y como tienen que ocurrir y no por voluntad de los dioses. Esto supone la convicción de que la naturaleza responde a leyes, de que los fenómenos se producen siempre bajo las mismas condiciones y de que sus causas son naturales. La lluvia se producirá necesariamente siempre que se den ciertas condiciones.
Gracias a la actitud racional sabemos que todo fenómeno tiene una explicación lógica y natural; esta convicción nos anima en la búsqueda del conocimiento para explicar, predecir y controlar los fenómenos.