¿Qué son los Diálogos de Platón?
Platón escribió mucho y la mayoría de sus escritos han sobrevivido. Sus obras tienen la forma de diálogos, en los que varios personajes discuten un tema haciéndose preguntas unos a otros. Esta forma permite a Platón plantear varios puntos de vista y dejar que el lector decida cuál es el válido. Platón expuso una forma de dualismo, donde existe un mundo de formas ideales separado del mundo de la percepción. La exposición más famosa de esto es su metáfora de la Caverna, en la que las personas que viven en una cueva sólo pueden ver sombras parpadeantes proyectadas en la pared de la realidad exterior. Esto influyó en muchos pensadores posteriores, en particular los neoplatónicos y los gnósticos, y es similar a las opiniones mantenidas por algunas escuelas de metafísica dualista hindú.
Historia de los diálogos de Platón
Tradicionalmente se han atribuido a Platón treinta y cinco diálogos y trece cartas (las Epístolas), aunque los estudiosos modernos dudan de la autenticidad de al menos algunas de ellas. Los escritos de Platón se han publicado de diversas maneras, lo que ha dado lugar a varias convenciones en cuanto a la denominación y las referencias de los textos de Platón.
El sistema habitual para hacer referencias únicas a las secciones del texto de Platón deriva de una edición del siglo XVI de las obras de Platón realizada por Henricus Stephanus, conocida como paginación Stephanus.
Una de las tradiciones sobre la disposición de los textos de Platón es la de las tetralogías. Diógenes Laërtius atribuye este esquema a un antiguo erudito y astrólogo de la corte de Tiberio llamado Thrasyllus. La lista incluye obras de dudosa autenticidad (escritas en cursiva), e incluye las Cartas.
Listado de todos los diálogos
Forma de diálogo de Platón
Una forma de resolver estas aparentes tensiones es reflexionar sobre la concepción que Platón tenía de la filosofía. Un aspecto importante de esta concepción, compartida por muchos filósofos desde la época de Platón, es que la filosofía no pretende tanto descubrir hechos o establecer dogmas como alcanzar la sabiduría o la comprensión (el término griego philosophia significa «amor a la sabiduría»). Esta sabiduría o comprensión es una posesión muy difícil de conseguir; no es exagerado decir que es el resultado del esfuerzo de toda una vida, si es que se consigue. Además, es una posesión que cada persona debe ganar por sí misma. Los escritos o las conversaciones de otros pueden ayudar al progreso filosófico, pero no pueden garantizarlo. Sin embargo, el contacto con una persona viva tiene ciertas ventajas sobre el encuentro con un escrito. Como señalaba Platón, la escritura está limitada por su fijeza: no puede modificarse para adaptarse al lector individual ni añadir nada nuevo en respuesta a las preguntas. Por tanto, es natural que Platón tuviera expectativas limitadas sobre lo que las obras escritas podían lograr. Por otra parte, es evidente que no creía que la escritura no tuviera valor filosófico. Las obras escritas siguen sirviendo para interactuar con los habitantes de épocas y lugares distintos a los del propio autor y como medio en el que se pueden explorar y probar las ideas.
La forma de diálogo se adapta a un filósofo del tipo de Platón. Su uso de elementos dramáticos, incluido el humor, atrae al lector. Platón no tiene rival en su capacidad para recrear la experiencia de la conversación. Los diálogos contienen, además de Sócrates y otras figuras de autoridad, un gran número de personajes adicionales, algunos de los cuales actúan como representantes de determinadas clases de lectores (como Glaucón, que puede ser un representante de los jóvenes con talento y ambición política). Estos personajes no sólo sirven para llevar a cabo determinadas líneas de pensamiento, sino también para inspirar a los lectores a hacer lo mismo, a participar de forma imaginativa en la discusión construyendo sus propios argumentos y objeciones. El objetivo principal de los diálogos es incitar a los lectores a la actividad filosófica.
Personajes de los Diálogos
Dado que el propio Platón no aparece en ninguna de estas obras y que muchas de ellas terminan con los interlocutores en aporía, o perdidos, algunos estudiosos han llegado a la conclusión de que Platón no recomendaba ningún punto de vista en particular o incluso que creía que no había nada que elegir entre los puntos de vista que presentaba. Pero la circunstancia de que nunca diga nada en su propia persona es también compatible con la impresión más común de que algunas de las sugerencias que presenta de forma tan convincente son suyas. Además, hay casos en los que uno puede suponer que Platón establece un ejercicio que el lector debe trabajar para obtener el beneficio del progreso filosófico que no se puede obtener simplemente diciéndole «la respuesta». Aunque la atribución de puntos de vista a Platón sobre la base de tales reconstrucciones debe ser conjetural, está claro que el proceso de participar en tal actividad para llegar a puntos de vista adecuados es uno que él quería que sus lectores persiguieran.